martes, 26 de abril de 2011

Capítulo 5



Capítulo 5.

-Lizz…-Musité separándome de ella para mirarla a los ojos.
-Dime cielo.- Me miró dejando ver su perfecta sonrisa.
Miré al suelo, froté mis manos, me sudaban una barbaridad. Era algo que se podría decir que me caracterizaba, cada vez que me ponía nervioso mis manos comenzaban a sudar.
-Te tengo que contar algo.- Subí mi cabeza para encontrarme con sus ojos, que me miraban atentamente con un pequeño toque de preocupación.
‘’A ver como se lo sueltas ahora, capullo’’
-Suéltalo ya Dougie, me estás poniendo nerviosa.- Insistía Lizz.
-Te he engañado, con otra.- Lo solté seco, cortando el contacto visual, clavando de nuevo mi mirada en la moqueta del salón y apretando los dientes.
-¿Q-qué?-Preguntó con una voz casi inaudible, lo que provocó que me entraran ganas de tirarme por la ventana, una mala decisión, teniendo en cuenta que vivíamos en una casa.
-Lo que oyes, lo siento.- Casi no reconocía mi voz, sonaba ronca y seca.
Tenía que actuar así, cortar por lo sano y que ella se olvidase de un idiota como yo, no me merecía una chica así.
-Pero..tú..tú no...no eres así.- Repetía una vez tras otra, con el ceño fruncido y mirándome.
-Pues ya ves, las personas cambian.- Volví a decir con el mismo tono borde y seco.
‘’¿Pero se puede saber qué cojones estas haciendo?’’
Entrecerré los ojos deseando que me mandara ya a la mierda, que se olvidara de mi y que se fuera.
’Claro que no quieres que se vaya, ni que se olvide de ti, la quieres idiota, la quieres’’

Mi ‘’yo’’ coherente intentaba por todos los medios que no derribara lo que estos años había estado construyendo con Lizz, pero esto no podía seguir así, no era la primera vez, tenía que dejar de ser egoísta porque estaba claro que ella no era para mi.
-No lo entiendo, no lo entiendo. ¿¡Qué te pasa Dougie!?-Se levantó alterada del sofá, a la vez subiendo el tono de su voz y llevándose las manos al pelo mientras caminaba por el salón.
-He dicho que no me pasa nada, las personas cambian, ya está.- Al contrario que ella, yo iba bajando mi tono de voz, notando como los gritos y las suplicas desgarraban mi garganta queriendo salir, diciéndole lo que de verdad sentía, pero no, no podía hacer esto, era injusto para ella.
‘’¿ A caso es justo lo que estas haciendo ahora?’’
Me llevé las manos al pelo y bajando mi cabeza y escondiéndola entre mis brazos mientras maldecía de todas las maneras posibles.
-¡Mírame cuando te hablo Dougie, mírame!-Gritaba Lizz llena de rabia frente a mi.

Podía notar su estado de irritación, ahora mismo deseaba que se lanzara a darme golpes por todos lados, pero no lo hizo.
Yo seguía con mi vista clavada en la moqueta, con ese nudo en la garganta, esos pinchazos que por mucha saliva que tragase no se movían de ahí.
Lizz tiró los jarrones de la estantería, gritando, pero ahí estaba yo, sin moverme, sentado en el sofá escondiendo mi cabeza y mordiéndome la lengua con fuerza, hasta el punto de notar el sabor agrio de la sangre.

-¡No lo entiendes, estas destruyendo todo lo que estos años hemos construido, estas jodiendolo todo Dougie!
-¡Te he dicho lo que hay, no puedo hacer otra cosa!-Grité yo también
-¡Te he ayudado, te he soportado cuando me has hecho todas las putadas que has querido, te he sacado del agujero negro en el que estabas metido cuando tu padre se fue, he aceptado tu a veces rara forma de ser, he cambiado por ti! ¿¡Y me haces esto!?- ¿Lo había dicho? Si, lo había dicho.
-¡No metas mis problemas en esto, y menos a mi padre!- Me levanté del sofá echo una furia.
‘’¿Hola, te estas viendo? Eres un completo monstruo’’
-¿¡Ahora te jode que meta a tu familia verdad!? ¡¿Tanto te cuesta aceptar que eres detestable!?-Sus gritos se metían en mi cabeza y no salían.

Me dejé caer en el sofá cerrando los ojos con fuerza, estirando de mi pelo y murmurando cosas en voz baja, mientras escuchaba como Lizz subía las escaleras rápidamente.
Había metido a mi padre en esto, me había restregado todos mis problemas, dejándome claro que ella estuvo siempre ahí…
Le dí una patada a la mesita de cristal que tenía a mi derecha, rompiéndola toda, poco después vi como Lizz bajaba.

-¿Restregase los problemas a la gente cuando les ayudas?-Pregunté mirándola fijamente a los ojos, en un tono de voz casi inaudible y ronco.
-A personas como tú…si.-Respondió en el mismo tono.

En ese preciso momento me di cuenta de lo que había perdido, de la clase de persona en la que me había convertido, alguien realmente detestable, como ella me había dicho anteriormente.

-Vete.- Le señalé la puerta con una mano mientras que con la otra apretaba el puente de mi nariz y cerraba los ojos con fuerza- Vete ya.-Me senté de nuevo en el sofá, estaba mareado.
-Así lo arreglas tu todo… ¿¡Es a lo que estás acostumbrado verdad!? ¡A que la gente se vaya y te deje solo!-Levantó de nuevo el tono de voz hasta el punto en el que podían oírse sus gritos por toda la casa.
Y ahí se había pasado, una de las cosas que tenía Lizz, cuando se ponía nerviosa, furiosa o rabiosa sabía dar en el punto exacto, justo donde más dolía.
-¡He dicho que te vayas!-Espeté señalando de nuevo la salida.
-¡Eres un imbécil Douglas!- Me gritó Lizz desde la puerta, para poco después dar un sonoro golpe y cerrarla rápidamente. Me levanté del sofá violentamente y me dirigí a la salida, abrí la puerta.
- ¡Lo que tu digas, pero  esta vez no vuelvas!- Esta vez le grité yo mientras observaba como rebuscaba nerviosamente en su bolso, para al parecer sacar las llaves del coche.
- ¡Descuida, no volveré, no seré tan imbécil!- Dicho esto abrió la puerta y se metió en el coche para después salir precipitadamente por la carretera.

Me metí en casa, tirando todo lo que encontraba a mi paso, fotos, figuritas de nuestros viajes, libros, recuerdos y después me llevé las manos a mi pelo, estirándolo. ¿Qué cojones estaba pasando? Yo no era así, yo nunca hacía esto…aún con las manos en mi cabeza me senté en el sofá, intentando calmarme, por un momento dejar de pensar en todos los problemas.


¿Alguien me tira una bolsa de tomates podridos? Es lo peor que he escrito en mi vida, es una mierda, es asqueroso, es feo, está fatal... lo siento.